En construcción
Desde que en octubre de 2005 comencé a llevar un blog, he usado este recurso como un cuaderno de bocetos, de anotaciones, memoria de lecturas y viajes. Cuaderno de bitácora más que diario, esta intangible realidad ha tenido esa sutil tensión que se siente cuando uno hace algo a lo que le va construyendo valores, que piensa representativo de una parte de la propia vida que quisiérase no ir olvidando y que, por tanto, es un compendio de intimidad difícil de compartir mas, precisamente, a la vez, se siente el deseo de mostrarlo a alguien, como quien abre un álbum de fotografías y comienza a narrar su pequeña historia, siguiendo el a veces azaroso orden de imágenes que se han ido sucediendo página tras página. Ya sea por injustificada sensación de soledad o deseo de trascendencia, el impulso de llevar una bitácora conlleva una existencial contradicción. Así, bajo el título de Crónicas del Asterión fui reuniendo una serie de muy desordenadas anotaciones que dejaba expuestas a la intempe